Fuente: Diario El Sur
El legado de Violeta Parra es innegable, siempre más allá de lo musical. Y es que el trabajo realizado durante años por la artista sobre recopilación de cantos en espacios rurales, levantó en sí, lo más puro de las raíces identitarias chilenas. Eso motivó al historiador Fernando Venegas a realizar un arduo trabajo investigativo que, finalmente, resultó en el libro “Violeta Parra en Concepción y la Frontera del Biobío 1957-1960”.
El lanzamiento de la obra, realizado el martes en la facultad de Ciencias Químicas UdeC, se llevó a cabo en el marco de las “Anti jornadas Violeticas”, y contó con dos invitadas muy especiales: Tita Parra y su hermana Milena.
La nieta mayor de la creadora de “Gracias a la vida” (1966) realizó una presentación musical, interpretando “A dónde vas jilguerillo”, “El gavilán” y un fragmento de “El palomo”, tema que cantó en conjunto con el público. Además, dedicó algunas palabras de agradecimiento e impresiones a la gente que llegó al recinto.
Posterior a su presentación, se conformó una mesa donde el autor del libro, junto a María Nieves Alonso, Nicolás Masquiarán y Alejandra Brito, discutieron ideas y sacaron reflexiones respecto al texto y su temática.
RECUERDO DE NIÑEZ
Tita es la hija mayor de Isabel Parra. Nacida en 1956, alcanzó a compartir sus primeros años de vida con ella (Violeta murió a los 49 años en febrero de 1967), conociendo los primeros instrumentos e interactuando de una forma bastante musical y familiar con su abuela.
Respecto al libro, la cantautora reconoce no haber tenido gran incidencia. “Conversamos mucho con Fernando, pero no me entrevistó, porque la época en que vivimos aquí en Concepción yo era un poco chica, entonces, no me acuerdo de nada”, señaló.
Si bien Tita no tiene recuerdos del paso de Violeta Parra por Concepción, sí reconoce la influencia que tuvo en sus primeros aprendizajes e incursiones artísticas.
“Creo que me pase toda mi infancia cantando, ensayando, pintando, jugando con ella en eso y acompañándola. Eso marcó mi vida. Para mí fue muy importante, me sentí muy valorada por ella, Violeta respetaba mucho mi opinión”, recuerda la cantautora con 6 discos editados desde “Amigos tengo por cientos” en 1978.
Afirma que tocar con ella era sorprendente. “Tocaba percusión con Violeta, y era muy novedoso, porque cada percusión, cada acorde, cada coro, siempre tenía algo distinto al anterior”, destaca.
Respecto a su abuela en sí, la recuerda como una mujer extraordinariamente vital, llena de fuerza y energía. “Siempre muy despierta, muy creativa y muy motivadora para hacer cosas fuera de lo común”, resume la también integrante del llamado “Clan Parra”.
LEGADO POR CONOCER
Sin embargo, cree, todos los valores que poseía Violeta, no han sido reconocidos totalmente por la sociedad chilena.
La nieta afirma que hay una carencia tremenda sobre aquella identidad chilena, que su abuela durante tantos años se esforzó en recopilar y levantar. “Siento que recién está empezando a descubrirse el legado, pero hay carencias tremendas sobre la identidad y cultura popular chilena y no sólo sobre Violeta, sino que sobre todo el país. Ella se la jugó por nosotros y por levantar esta identidad”, dijo enfática, sobre una obra que “va más allá de la faceta musicales y las canciones conocidas”.
Ahora, en relación a lo netamente musical, siente que también existe una deuda tremenda por parte de la escena nacional.
“Yo creo que la obra de Violeta Parra y lo que ella recopiló, no se conoce, no se estudia, no se enseña, no se practica. Es muy poca la gente que tiene interés, ni siquiera los músicos profesionales que dicen que son inspirados en Violeta Parra lo hacen”, comentó.
Aún así, se muestra esperanzada en que esta situación cambie, afirmando que su legado está empezando a conocerse y ser valorado como merece. “Pero la obra que Violeta recopiló, todavía está por descubrirse, por aprenderse, por practicarse, por asimilarse e incorporarse en la creatividad cotidiana de los músicos chilenos”, apuntó.